Dada la situación tan relevante en el conjunto histórico, relacionado directamente con la Iglesia Santa María del Castillo y con el recinto amurallado, será de suma importancia la integración del proyecto con la arquitectura de ambas.
Volumétricamente, el edificio se alinea a las tres calles colindantes, como marca la normativa, con una altura de dos plantas y cubierta a dos aguas con teja árabe.
Siguiendo con este tipo de arquitectura y como criterio de integración en el lugar y respeto a las edificaciones tradicionales, la fachada del edificio se compone mediante una serie de arcos que le proporcionan ritmo y jerarquía al proyecto. Utilizando los materiales existentes en las edificaciones como la mampostería de piedra, el ladrillo y el acero cortén.
El proyecto está destinado a alojamientos de turismo rural y una cafetería como atractivo turístico.