El concepto de la propuesta se basa en un diálogo entre volúmenes hechos de dos materiales drásticamente diferentes (madera y hormigón) y el espacio vacío en el medio (vacío que alberga jardines y comunicación vertical). Además de generar espacios interesantes con tres ambientes diferentes, esto podría considerarse una metáfora del cementerio, siendo literalmente un lugar entre dos mundos: el de los muertos y el de los vivos. Nuestro proyecto los reconoce a ambos como drásticamente diferentes y, sin embargo, al mismo tiempo los une perfectamente dentro de una estructura.
Todo ello se esconde en una cuadrícula que ordena el espacio dedicado a cada tumba de una manera económica (en términos de compacta) y respetuosa que al mismo tiempo no contradice ni las tradiciones ni las costumbres japonesas.